miércoles, 10 de enero de 2007

¿SÓLO PARA MUJERES?

Ophir Alviárez



La idea me reta pero sobre todo me tienta. Doy una o dos vueltas, procuro rodar por la tangente como si escapara por la curva de una copa, la copa estuviera vacía y el lugar común no me increpara a hacerlo, al suelta esa lengua, diles de ti —y de él—, al aprovecha.

Me resisto, corcoveo e inconciente se escapa un maullido. Reconozco mi celo, puedo otearlo; sin tregua pienso en la real academia, hurgo en sus páginas. Del latín zēlus: ¿Cuidado? no; ¿interés por una causa o persona? quizás; ¿ciclo menstrual, apetito de generación en los irracionales, época en que los animales sienten este apetito? No, no me satisfacen las pesquisas, no me cuadra la idea de que deba ser irracional para justificar lo que siento, o peor aún, que deba abandonar mi maravillosa manía de analizarlo todo, para cual ser ¿inferior? —al mejor estilo de mi gata aulladora—reconocer que el vaporón que me enciende los cachetes, lo idiopático de esta arritmia, lo viscoso de mis tres pares de labios aun cuando la sequía se impone, lo sudado de las manos —y hasta de los pies— si la candela arrecia y uno que otro signo evidenciando el diagnóstico, ratifican la imagen que desde hace unos días se dibuja en el espejo al instante en que sin desparpajo, lo enfrento para descubrirme abierta, servida cual banquete de fin de año, lujuriosa como antera polinizadora, balsámica, desgarbada, olorosa a pomalaca en la garúa, diplomática en el sexo porque no me queda de otra, porque el objeto de mis ¿rarezas? se encuentra muy lejos, o diciéndolo a calzón quitao’, porque me fui, me corrí, desvarié y me expongo al riesgo de autodestruirme si en los próximos minutos no me atengo a lo que vine y admito que esto de escribir para mujeres (quizás cambié el para por un de y el sustantivo también) no es tan fácil, sobre todo cuando como aquí, la mente vuela y las palabras saltan en un triple mortal que conjugado con mi celo, cargo a cuestas, sentada en esta silla, con los ojos cerrados, yo que sólo vine al negocio de los Chang para que me trasquilaran y me consolaran una que otra mecha…

3 comentarios:

JCZ dijo...

Feliz estreno, en esta tu nueva profesión.

No sé si alegrarme o preocuparme por verte por acá, bajo el férreo y estricto control de los Chang.

Ojalá y no dejes de colaborar, si lo haces, corres "peliglo de muelte"

Cuídate OA. Saludos

Israel Centeno dijo...

Los Chang fueron por lana y volvieron con reflejos, buena esa OA; creo que necesitaban estiletes y una estilista.



Hermanos Chang, gracias por estar en todo como el ubicuo libertadorcillo valiente; subviertan, subviertan y no dejen de ser la mosca en la sopa: de la joda venimos y hacia la joda vamos.
Saludos.

©Javier Miranda-Luque dijo...

el próximo 27 te quedrás atrapado en el ascensor