miércoles, 10 de enero de 2007

LOS JARDINES DE VERSALLES

María Celina Núñez


a Hugo Arapé

I
Soy la que camina por las calles
El ardor penetra las suelas de mis zapatos.
Me muevo por los bordes de la ciudad
Mientras en los Jardines de Versalles se celebra una fiesta


II
Soy la más nueva entre los mendigos del basural
Llevo un libro en mi mano
Lo abro cuando la luna está en lo más alto
Y como un farol me permite leer
En menguante empieza a decrecer la luz
Aún no me hago de unos cartones para dormir
Esta mañana fui al mercado y no logré nada
Llega la noche
Me acuesto con el libro de almohada
Y el resto de mi cuerpo regado sobre la tierra fría.


III
Ojeras grises rodean mis ojos
Llevo la misma ropa siempre
No tengo donde guardar mis cosas
Cargo una bolsa plástica al hombro
No hay allí una manta para el frío de la noche.


IV
He descubierto un ratón en mis estrechos dominios
No lo expulsaré
Sé lo que es no tener casa
Y el animalito ha encontrado una


V
Hoy ha salido medio pueblo a la calle
Camino entre todos buscando el conjuro que los ha reunido
Pregunté a varias personas y todo lo que obtuve fue
Mejor regrese a su mugroso lugar


VI
Aquí en mi mugroso lugar
Obedezco al pueblo conjurado
Pero de conjuras no entiendo nada


VII
La fiesta de los Jardines de Versalles
se ha transformado en un torbellino
Yo me estoy quieta
Lejos de los otros
Oí que están montando
Guillotinas en la ciudad


VIII
Hace años
Mis padres mi hermano y yo
Mirábamos la TV en la madrugada
A ver qué pasaba
Fue un tiempo breve de bombardeos
Y cabezas cortadas
Luego transcurrieron unos años en calma
Pero hoy nuestros enemigos detentan el poder


IX
Soñé que tenía una familia
Una cama
Y que sabía tocar violín
Me despierto deseosa de aspirar el polvo blanco.
Voy a buscar a quien siempre tiene
Dispuesta a pagar el precio conocido
No me he lavado la cara siquiera


X
Cerca del basural hay un lugar donde se aglomeran las palomas.
Veo cómo un señor las estrangula y las mete en un cochecito vacío
Tiene hambre como yo
Pero no me atrevo a portarme como Hemingway


XI
He aprendido a diferenciar los olores
Del contenedor de basura junto al que duermo
Hoy una familia botó sus muebles viejos
Un niño ensució sus pañales
Y en el fondo yace un cadáver con la cabeza cortada


XII
La que era mi casa ahora queda demasiado lejos
Para llegar hay que andar por un camino de piedras
Esas piedras no me imantan ya
El hogar está encendido pero ese fuego no me calienta
Nunca tuve un hermano
Los rostros de mis padres son un par de caretas
Y yo he echado a andar


XIII
La otra noche estuve en un hotel con una mujer
Muy bien vestida ella
a mí no me dejaban entrar por lo contrario
Sacó un tarjeta color plateado y lo siguiente fue entrar en la habitación
Le dije – hoy no quiero hacer nada
Sólo he venido por un poco de agua tibia
Un jabón
Y una cama donde dormir.
La mujer no me echó.
Se recostó bien pegada del borde de la cama y dijo –báñate y descansa
Y dormimos juntas.
Era tal separación entre los dos cuerpos que habría cabido un tercero
Y hubiera sido un menage a trois


XIV
La mujer de la tarjeta plateada ha llegado no sé cómo al basural
Me ha dicho –Vámonos tú no tienes que estar aquí.
Yo me negué a abandonar mi tierra de malos olores y le dije
-¿Con una tarjeta de esas se pueden comprar unos cartones para dormir?


XV
Me llega la noticia de que mi padre ha muerto hace un par de semanas
He tratado de llorar
He querido levantar la mirada al cielo
Todo ha sido en vano
Consigo una vela de la Candelaria y la enciendo
Sigo sin llorar.
La noticia llegó dos semanas tarde


XVI
Lo único que conservo de mi vida de antes es esta fotografía carcomida en los bordes
Se ven la computadora y uno de tantos estantes como libros tenía
La miro y me impresiona lo blanco de las paredes
En el basural todos los colores se funden en una especie de marrón
Es la primera vez en todo este tiempo que veo algo blanco
Entonces recuerdo que no tengo regreso
Que me quedo aquí no sólo porque así lo quiero
Sino porque deje de pertenecer a los lugares de paredes blancas


XVII
Las fauces de Versalles
Nos alcanzaron anoche
Amenazaron con la guillotina
Se llevaron a varios
Con cachiporras
Resolvieron lo demás


XVIII
Estoy tendida boca arriba
Miro el techo y las paredes
Caigo dormida
Despierto
Recuerdo
Anoche nos sacaron del basural y peleamos
Estoy lastimada
¿Quién me ha traído aquí?
¿Qué fue de los demás?


XIX
Me bañaron en el hospital y me vistieron
¿Con la ropa de quien?
Salgo de nuevo a la calle a buscar otro escondite
La ciudad está llena de basura
Sólo hay que agudizar el olfato


XX
Deambulo por la ciudad como una perra olisqueando rincones
Cuando se hace de noche
Un viejo recostado en una santamaría me ofrece un trago
Lo bebo sin asco a ver si me deja compartir con él
Me ofrece más y acepto
Estoy borracha
Así suelen suceder las cosas
En el cinto lleva un cuchillo afilado
Me toma de la mano y me lleva a su basural
La fiesta en los Jardines de Versalles ha comenzado de nuevo

4 comentarios:

Anónimo dijo...

María Celina:

He llegado por casualidad, o no, a estos versos tuyos, y en ellos he permanecido un tiempo hondo, posterior incluso a la última línea. La limpidez y la tristeza de esas palabras me atraparon, dándole sombra a mi sombra. Hay poesía aquí, me dije. Me detuve. Y ahora agradezco esa resonancia.

JCZ dijo...

Hermoso María Celina, simplemente hermoso. Qué bueno leerte.

Esta manera tan tuya de presentar la nostalgia y la melancolía se agradece.

Saludos

Roberto Echeto dijo...

MC, qué belleza de texto, qué rudo, qué poderoso. Es una pequeña joya que atenta contra la felicidad fácil.

Un beso.

R.E.

©Javier Miranda-Luque dijo...

el próximo 27 te quedrás atrapado en el ascensor